Los sentimientos que más me duelen, las emociones más punzantes, son los que son absurdos- el ansia de cosas imposibles, precisamente porque son imposibles, la saudade de lo que nunca fue, de lo que podría haber sido, la pena de no ser otro, la insatisfacción de la existencia del mundo. Todos estos medios tonos de la conciencia del alma crean en nosotros un paisaje dolorido, un eterno ocaso de lo que somos. El sentirnos entonces un campo desierto al oscurecer, con tristeza de juncos al pie de un río sin barcos, negreando claramente entre orillas separadas.
Sé que estos sentimientos son una locura lenta del desconsuelo, que son reminiscencias de algún otro mundo en el que podríamos estar- reminiscencias cruzadas y mezcladas, como cosas vistas en sueños, absurdas en la figura que vemos pero no en su origen si lo supiéramos (y lo sabemos).
Sé que hubo otros seres que fuimos, cuya mayor perfección sentimos hoy, en la sombra que de ellos somos, de una manera incompleta- perdida la solidez y figurándonosla nosotros apenas en las dos únicas dimensiones de la sombra que vivimos.
Sé que estos pensamientos de la emoción duelen con rabia en el alma. La imposibilidad de figurarnos una cosa a la que correspondan, la imposibilidad de encontrar algo que sustituya aquella a la que se abrazan en visiones- todo esto pesa como una condena dictada.
Pero lo que nos queda de sentir todo esto es con toda seguridad un sinsabor de la vida y de todos sus gestos, un cansancio anticipado de los deseos y de todos sus modos, un disgusto anónimo de todos los sentimientos. En estas horas de aflicción sutil, se nos hace imposible, hasta en sueños, ser amante, ser héroe, ser feliz. Todo esto está vacío, hasta en la propia idea de lo que es.
Se perdió el mundo y en el fondo de mi alma- como única realidad de este momento- hay una aflicción intensa e invisible, una tristeza como el sonido de quien llora en un cuarto oscuro.
Fernando Pessoa
(Sofía Cortés)
Sé que estos sentimientos son una locura lenta del desconsuelo, que son reminiscencias de algún otro mundo en el que podríamos estar- reminiscencias cruzadas y mezcladas, como cosas vistas en sueños, absurdas en la figura que vemos pero no en su origen si lo supiéramos (y lo sabemos).
Sé que hubo otros seres que fuimos, cuya mayor perfección sentimos hoy, en la sombra que de ellos somos, de una manera incompleta- perdida la solidez y figurándonosla nosotros apenas en las dos únicas dimensiones de la sombra que vivimos.
Sé que estos pensamientos de la emoción duelen con rabia en el alma. La imposibilidad de figurarnos una cosa a la que correspondan, la imposibilidad de encontrar algo que sustituya aquella a la que se abrazan en visiones- todo esto pesa como una condena dictada.
Pero lo que nos queda de sentir todo esto es con toda seguridad un sinsabor de la vida y de todos sus gestos, un cansancio anticipado de los deseos y de todos sus modos, un disgusto anónimo de todos los sentimientos. En estas horas de aflicción sutil, se nos hace imposible, hasta en sueños, ser amante, ser héroe, ser feliz. Todo esto está vacío, hasta en la propia idea de lo que es.
Se perdió el mundo y en el fondo de mi alma- como única realidad de este momento- hay una aflicción intensa e invisible, una tristeza como el sonido de quien llora en un cuarto oscuro.
Fernando Pessoa
(Sofía Cortés)
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